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Lumen, Barcelona, 2023
De 8 a 10 años. Álbum Ilustrado. Castellano.
32 p.; 22x29 cm.; cartoné; 1ª ed., , 1ª imp.; papel + digital; ISBN: 978-84-488-6402-6
Resumen:
"Antes de construir el primer barco, el hombre se sentó en la playa a mirar el mar. Allí estuvo todo un día y toda una noche, para ver como subía y bajaba la marea" Así comienza la historia de un hombre que vive al lado del mar, que le da todo para vivir, aunque también puede arrebatárselo en un solo instante. Las bellas ilustraciones complementan la poética historia que resonará con cualquiera que haya pasado un tiempo cerca del mar, escuchando el sonido de las olas. Un precioso álbum cuyo texto se puede leer en el tomo II (1996-1997) de los Cuadernos de Lanzarote, del autor. El día 3 de octubre Saramago escribe: «Unos amigos de Asturias quieren editar una colección de libros sobre el mar. Para abrirla, pretenden recuperar el título de Palacio Valdés, José, y me piden que le escriba un prefacio. Esto es lo que les mando»: "Antes de construir el primer barco, el hombre se sentó en la playa mirando el mar. Allí estuvo todo un día y toda una noche, viendo cómo subía y bajaba la marea, viendo cómo se levantaban las olas, oyendo su fragor cuando rompían, y después el suspiro delicado de la espuma al ser absorbida por la arena. La necesidad lo trajo. El alimento que la tierra tantas veces le negó, pródiga en sequías, pestes y diluvios, el mar lo ofrecía sin medida, no pidiendo, a cambio, más que la simple moneda del coraje. Y también el don de la invención y la aventura del conocimiento. Unir unas tablas, tejer una red, modelar un anzuelo, impeler el barco hacia el agua, de poco le serviría sin la lección de las corrientes y de los vientos, de las mudanzas del cielo, del paso de las nubes, del estremecimiento de los cardúmenes. Para tanto, un hombre solo no bastaría. Otros hombres llegaron, y mujeres y niños, el estruendo continuo de las olas y los silbidos del aire amedrentaron a algunos y los hicieron retroceder hacia las tierras del interior, pero ésos, un día, mirando desde los acantilados la aldea que se formaba en la franja de arena, se encontraron con el mismo mar, sereno ahora, brillando al sol como una danza de cristales, las olas apenas susurrando bajo el vuelo de las gaviotas. Entonces bajaron.»... Leer
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