Resumen:  Este título es muy oficial, y la verdad es que al principio no sabíamos nada de nada, porque éramos pequeños. Pero luego crecimos, igual que nuestro huerto. Hay quien dice que un huerto se hace con semillas, pero a nosotros nos parece que se hace cuando lo intentas, te sale mal y lo vuelves a intentar. Un huerto da mucho trabajo, como casi todas las cosas buenas e importantes de la vida. La historia de nuestro huerto familiar empezó con un helecho pequeñito en una maceta. Papá lo vio un día en la ferretería, cuando fue a comprar unas herramientas. Dijo que le había parecido tan bonito que le daba pena dejarlo allí y que a mamá le gustaría. Y ¡le gustó! Elegimos una ventana soleada y pusimos el bonito helecho en el alféizar. Era un sitio seguro y bueno para que creciera, o eso creíamos. Éramos pequeños en aquella época, pero siempre nos acordábamos de ir a ver la plantita y todos los días, los cuatro, le llevábamos un traguito de agua para beber, y a veces hasta hablábamos bajito con ella. Joanna Gaines y cus hijos relatan cómo empezaron a cultivar su propio huerto familiar, las dificultades a las que se enfrentaron y todo lo que aprendieron hasta que lo lograron. ¡Tu también puedes tener tu propio huerto! ¿Te animas? Siempre hay que probar a hacer cosas nuevas, a no tener miedo a cometer errores y, sobre todo, a aprender que el trabajo duro siempre tiene recompensa....  Leer